1/11/16

Cruce de destinos. Capítulo 12


—  ¿Y por qué no vamos a unas casas rurales? — preguntó Sara un día.

— Porque la última vez fue terrible para Sergio. ¿Quieres que te lo recuerde? — se ofreció Aarón — Su novia, o medio-novia, o rollete o como él la llamara le puso los cuernos con su hermano.

— ¿Acaso es eso un motivo para no repetir? ¡No siempre le va a pasar lo mismo! ¿Verdad que no, Sergio? Ahora está con Elena, nada puede salir mal. Porque ella parece una buena chica, no como la otra que ya se veía venir.

Sergio se encogió de hombros. Se preguntó cómo reaccionaría Elena cuando le propusiera ir a unas casas rurales cuando tan sólo hacía un par de semanas que ella había accedido a conocerle más profundamente y habían traspasado la línea de la amistad. Sonrió hacia sus adentros, ilusionado. No, aquella vez no pasaría lo mismo que la anterior.

— Mira, éste es el plan: invitamos a muchas personas, a todos esos amigos musculosos y guapos que tenemos y alguno se fijará en tu prima, Aarón. Ella es guapísima, seguro incluso que todos posan sus ojos sobre ella y estarán esperando la mínima oportunidad para hincarle el diente — Sara hablaba como si la mismísima Valentina no estuviese allí presente, cosa que sí pasaba.

Aarón puso mala cara ante aquella frase. Valentina estaba ausente, simplemente, mirando por la ventana. No pudo evitar quedarse mirándola con cara de bobalicón. Hasta cuando ella parecía estar metida de lleno en sus pensamientos con el semblante reflejando su absoluta concentración le parecía hermosa. Sabía que estaba siendo injusto, pero se moría de celos con sólo imaginar a Valentina en brazos de otro hombre.

Cierto era que no le agradaba la idea de las casas rurales, pero era una excelente idea para que la relación entre Sergio y Elena terminase de arrancar ante su mal comienzo. Elena parecía una chica muy dulce y encantadora que seguramente lo trataría como realmente se merecía y que para él supondría quitarse una espina del corazón. Y en contraposición al plan de su novia, Aarón crearía uno propio: estropear el plan original. Aunque eso implicase decirles que tenía un novio secreto.

Todo vale en el amor y la guerra.

O eso dicen.



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