26/12/15

Érase una vez...una chica con secretos





Mi nombre es Elena.

Llegué nueva al instituto hace un par de años ya. La jerarquía de las clases sociales se hacía notar en aquel lugar. La gente de mi alrededor siempre me ha dicho que la belleza era inmensa en mí. Sin embargo, yo nunca lo he visto así y, además, era y sigo siendo muy tímida.

Pronto, sin buscarlo, me hice notar. Sofía, la chica más popular del instituto, disfrutaba de su fama con los chicos. Sin embargo, acabé por encandilarlos a todos. Ella, por supuesto, montó en cólera. Arturo, que era la nueva fijación de Sofía, acabó fijándose irremediablemente en mí y yo noté cómo empezaba a lanzarme pequeñas miradas pícaras y siendo demasiado amable conmigo. Finalmente, acabé entablando una gran amistad con él. Sofía, muerta de celos, acudió a una tía suya - experta en magia negra.

Me lanzó un hechizo, por el cual, cada medianoche me convertiría en sirena, estuviera o no expuesta al contacto con el agua. El hechizo acabaría a las siete de la madrugada, cuando empezase a salir el sol y continuaría nuevamente a las doce de la noche del mismo día. Y así sucesivamente. Comencé a sentirme cada vez más y más atraída por el mar, tanto si estaba en tierra siendo humana como si estaba cerca del agua. Al descubrir lo ocurrido, con todo el dolor de mi corazón, decidí dejar a un lado mi relación con Arturo, por miedo a que descubriera mi secreto. Sin embargo, él ya se había enamorado de mí, al igual que yo de él, y se mostró muy insistente. Tomó la decisión de averiguar mi extraño y repentino comportamiento.

Cuando acabó enterándose - siguiéndome una noche y contemplando cómo me convertía en sirena al lado del río - se acercó a mí y me juró que aquello no le importaba en absoluto. Para poder ser feliz junto a mí, Arturo rechazó a Sofía y - sin contarle mi secreto - se mostró petulante e intimidante con ella. Por lo tanto, acabó lanzándole el mismo hechizo que a mí y ahora ambos vivimos juntos en el mar.


Nota: ésta es otra de esas historias en las cuales el aburrimiento me invade una tarde cualquiera, cuando estoy atontada de estar viendo la tele y medio durmiéndome en el sofá :S

Título anterior: Érase una vez...una sirena.
Este texto forma parte del libro "Pensamientos desastrosos".
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